Proporción

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El espacio de representación como experiencia psicosocial Una Psicología de la imagen, la Intencionalidad, los impulsos y la trascendencia al servicio de la revolución no violenta

 “Caminante no hay camino. Se hace camino al andar” (Antonio Machado)
 Autor: Silvia Bercu-Swinden. 
Centro de Estudios Parque de Estudio y Reflexión La Belle Idee

El homínido y el fuego “…Entonces, ese fuego trabajaba como un “regalo”. Eso venía de los volcanes, del fuego en los bosques, eso venía del fuego en distintos lados pero no se disponía de eso. Pero antes de que se pudiera considerar como “regalo” se lo reconocía como amenazante y peligroso. Ahí está la primera diferencia entre los homínidas y los demás animales. Y no se ha reparado suficientemente en ese problema. Una gran diferencia. Ya está ahí. Los homínidas, qué tipo de bichos son, que se animan a ir a esa cosa peligrosa y que no ponen los pies en polvorosa como hacen todos los otros animales. Todos frente al fuego huyen y estos frente al fuego se acercan. Esta es una cosa que marca una diferencia histórica. Porque hay en el circuito de éstos, suficiente capacidad como para oponerse a sus reflejos. La Naturaleza dice “huye”. Ellos se oponen y dicen: “acércate”. Este hecho es extraordinario y alarmante. ¡Cómo hacen! Tú le cuentas eso a alguien y ese dice sí, claro. ¡Cómo que claro! Ese hecho es tan extraordinario que a todo el mundo le parece algo natural y sin importancia. El hecho que destacamos hace a la diferencia fundamental entre los homínidas y otras especies…” 3 Entre hace un millón y dos millones de años, entre los homínidos denominados homo habili y homo erectus, algo muy radical sucedió en la mente de estos seres. Algo, los impulsó a acercarse al fuego en lugar de huir como todos los demás animales. Una imagen se formó en la mente de este ser.
¿Vio acaso como huían del fuego aquellos depredadores que eran normalmente sus mortales enemigos e imaginó usar el fuego para ahuyentarlos?
¿Sintió el calor vivificante y se lo imaginó como protección en el invierno?
 ¿Fue simplemente curiosidad?
¿Tropezó con un animal ya quemado por el fuego y encontró el sabor de su carne cocida agradable, o fue más fácil arrancarla del animal, o masticarla?
 ¿Imaginó arrojar fuego hacia otros homínidos para defender su territorio? ¿Se vio atrapado por un incendio y tuvo que arreglárselas para apagarlo, o escapar? No es posible imaginar todas las posibles situaciones que pudo haber encontrado nuestro héroe (seguramente más de uno y en un largo período de tiempo), pero sí es posible conjeturar que lo que lo hizo ir hacia el fuego fue algo que pasaba en su imaginación, aunque su capacidad de imaginar fuera rudimentaria. Sin embargo las razones que lo llevaron a rechazar lo mecánico y habitual no son tan significativas como el acto en sí mismo: “Lo más importante en todo esto es ese acto de conciencia de superar la resistencia que se proponía como huida frente a semejante fenómeno externo. Desde aquel momento, superar (vencer obstáculos, dificultades) es un acto de conciencia que empieza a cambiar la manera de ver el mundo.”4 En China los arqueólogos han encontrado restos de hogueras de más de 500.000 años. Un equipo de arqueólogos ha encontrado en una cueva de Murcia, España, restos de fauna quemada y un trozo de sílex deformado por el fuego. Se estima una antigüedad entre 800.000 y 990.000 años; podría ser la evidencia de producción de fuego por homínidos más antiguos que se conoce (se considera que el humano moderno tendría unos 200.000 años). A grandes rasgos podríamos decir que nuestros ancestros se tomaron cerca de un millón de años para evolucionar en su capacidad de poner la imagen del fuego en acción, desde su conservación y transporte, hasta su producción y utilización para cocer alimentos, elaborar objetos y utensilios y defenderse de los elementos, las fieras y otros seres humanos, incluidas ramas (no consideradas estrictamente parte del humano moderno) como los Neandertales que luego desaparecieron.5 La hipótesis de este trabajo es que hubo una imagen, y esa imagen apareció en alguna parte de la mente, que me adelanto a llamar Espacio de Representación, provocando grandes cambios en la vida de ese individuo y en nuestra historia humana.

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